Día Internacional de la Visibilidad Trans
Desde el 2009 se conmemora el 31 de Marzo como el Día Internacional de la Visibilidad Trans. Esta fecha se declaró alrededor de iniciativas de activistas como Rachel Crandall frente a la necesidad de tomar conciencia y reflexionar sobre las condiciones de vida de nuestra comunidad.
Manifiesto de la Liga LGBTIQ+ de las provincias y de la biblioteca popular Crisálida de género y diversidad afectivosexual de Tucumán.
La visibilidad es fundamental, en tanto nos es urgente poder mostrarnos y ponerle voz a todas nuestras urgencias y demandas.
En el 2012, en Argentina, se aprobó la Ley de Identidad de Género que, a pesar de ser un precedente político a nivel mundial, no contiene todas nuestras problemáticas.
Celebramos el derecho a nuestra identidad, pero también exigimos poder ser quienes somos y acceder a una vida digna como el resto de las personas que integran la sociedad.
Necesitamos trabajo formal.
Necesitamos tener la oportunidad de elegir qué queremos hacer con nuestras vidas.
Necesitamos poder proyectarnos más allá de la comida del día.
Necesitamos poder pensar en un futuro más allá de los 36 años.
Necesitamos acceso a salud integral.
Necesitamos poner en valor nuestras experiencias y capacidades.
Necesitamos ser escuchadxs.
Necesitamos ser ciudadanxs.
En este contexto particular en el que nos encontramos, de emergencia sanitaria y cuarentena preventiva y obligatoria, la realidad nos golpea de una manera muy dura. No tenemos cómo llevar comida a la mesa.
La falta de trabajo está relacionada directamente con la creciente discriminación y estigmatización de nuestras identidades en el plano socio-cultural, donde la mayoría de las personas trans y travestis son expulsadas de sus familias, el 45% ejerce o ejerció el trabajo sexual y/o está/estuvo en situación de prostitución, cifra que asciende al 85% en el caso de las identidades femeninas. El 91% de las personas trans no tienen un trabajo registrado, y el 64% no tiene cobertura de salud. Esto se desprende de los mecanismos de exclusión que nos ubican por fuera de la institución familiar, sin acceso a la vivienda ni a la escolaridad que deviene en la falta de herramientas profesionales para acceder a cargos de trabajo formal, y mucho más a cargos jerárquicos.
Queremos elegir qué hacer con nuestras vidas, cómo y cuándo.
Queremos que dejen de matarnos en la calle, y que la calle deje de ser nuestra única posibilidad de supervivencia.
Las personas trans existimos y resistimos, pero sobrevivimos.
Queremos vivir.
Este año, ingresamos nuevamente el Proyecto de Inclusión Laboral Trans y Travesti Lohana Berkins al Congreso de la Nación. Nuestras necesidades son urgentes y nuestras demandas son claras: QUEREMOS TRABAJAR.
La situación que nos atraviesa es dura y difícil, pero para nuestro colectivo se recrudece mucho más. Las cifras de exclusión, desempleo, discriminación y precarización son alarmantes. En la mayoría de los casos, la única salida que tenemos para acceder a los servicios básicos y a la supervivencia alimentaria es salir a la calle.
En este contexto de pandemia global y cuarentena preventiva obligatoria, muchísimxs compañerxs se quedan sin sustento económico.
En este sentido reconocemos las políticas públicas del Estado para ayudar y contener nuestra situación, pero instamos a toda la sociedad y al sector empresarial privado a repensar los términos de contratación laboral e incluirnos en los sectores de trabajo formal.
Nosotrxs también tenemos derecho a una obra social, a pertenecer a un sindicato, a tener vacaciones pagas, a cumplir una jornada laboral y a pertenecer a los espacios formales de la sociedad que nos han sido históricamente negados.
Hoy, a 14 años de la presentación de los principios de Yogyakarta, las personas trans y travestis seguimos sufriendo múltiples violencias en espacios sociales e institucionales, y se siguen reproduciendo mecanismos de exclusión que nos expulsan a habitar los márgenes, donde no se nos reconoce como sujetxs sociales legítimxs y valiosxs.
La población trans, travesti, intersex y no binarie en nuestro país se encuentra en una situación crítica debido a la profunda discriminación que ocurre tanto en el seno del hogar como así también en el resto de la sociedad, tanto en la esfera pública como en la privada, en ámbitos laborales, familiares y sociales. Muchas personas trans, travestis, intersex y no binaries se ven desplazadas de sus casas debido a esto, quedando en situación de calle.
De esto deviene, en gran parte, que la expectativa de vida del colectivo trans y travesti en nuestro país hoy ronda los 36 años de edad, siendo que la esperanza de vida promedio de cualquier persona cis-género es de 76,9 años.
A 8 años de la sanción de la Ley de Identidad de Género exigimos que se pongan en funcionamiento todas las herramientas pertinentes del Estado para garantizar un cambio cultural que constituya una sociedad libre, justa, inclusiva y diversa; y que se sancione e instrumente la Ley de Inclusión Laboral Trans y Travesti Lohana Berkins.
¡Inclusión Laboral Trans y Travesti YA!
¡Salud Integral para personas trans y travestis!
¡Ciudadanía plena!